viernes, 23 de diciembre de 2016

DIFERENCIAS ¿ LUMBALGIA, ARTROSIS O HERNIA DE DISCO?

Tipos de dolor de espalda: lumbalgia, artrosis, hernia discal o ciática
Distintas afecciones o patologías provocan dolor localizado en la parte baja de la espalda. Algunas de ellas son la lumbalgia, el lumbago, la artrosis o la hernia discal. Otras, como la lumbociática o la ciática causan dolor no solo en la espalda sino también a lo largo de la pierna.
Lumbalgia o dolor de espalda baja


La lumbalgia es un dolor localizado en la parte baja de la espalda, a nivel de las vértebras lumbares, precisamente debajo de la última vértebra que sostiene el último par de costillas. 

La lumbalgia puede ser aguda y durar solo unos cuantos días o, por el contrario, convertirse en una
 afección crónica y prolongarse durante tres meses o más. 

Lumbago o dolor en la región lumbar
El lumbago es un dolor intenso localizado en la región lumbar. Por lo general, este dolor puede aparecer tanto en ambos lados de la columna como en uno solo y siempre como consecuencia de un "movimiento en falso". 

La artrosis produce dolor de espalda pero puede afectar a todo el cuerpo
La artrosis es una enfermedad crónica que evoluciona de manera lenta y sin manifestaciones graves. La artrosis aparece como consecuencia del desgaste de los cartílagos y puede afectar a todas las articulaciones del cuerpo. 

La aparición de dolor en la parte baja de la espalda indica que la artrosis ha afectado a las vértebras lumbares.
 

Qué es una hernia discal y por qué causa dolor de espalda
Entre las vértebras de la columna existen unas almohadillas cartilaginosas llamadas discos intervertebrales. La función de los discos intervertebrales es permitir la flexibilidad de la columna vertebral y amortiguar la presión entre las vértebras. 

La
 hernia discal, también llamada hernia de disco lumbar, es una deformidad que sobresale del disco intervertebral. 

Qué ocurre cuando se tiene una hernia de disco lumbar
Entre las consecuencias de la hernia discal se encuentran la aparición de dolores lumbares si la hernia no tiene contacto con el nervio ciático. 

En cambio, cuando la hernia llega a tocar una de las raíces del nervio ciático, se denominará
ciática. 

Qué causa la ciática o dolor en el nervio ciático
La ciática tiene su origen en la protuberancia de una hernia discal situada en uno de los dos últimos discos lumbares. 

La hernia discal puede aparecer tanto entre las dos últimas vértebras lumbares (L4 y L5) como entre la última vértebra lumbar (L5) y la primera vértebra del hueso
 sacro (S1). 

La hernia discal provoca dolor a lo largo del nervio ciático. Dicho dolor empieza en la zona del glúteo, baja por el muslo y llega hasta el pie.
 

Qué es la lumbociática
La lumbociática es una afección que produce dolor en la parte baja de la espalda y a lo largo de la pierna. 

La lumbociática consiste en la irritación de las raíces del nervio ciático secundario debido a una lesión del disco intervertebral.
 
En Zafrilla Servicios Médicos, nuestros fisioterapeutas estamos especializados en tratar lumbagos, dolores de espalda, cervicales, descarga de piernas y todo tipo de lesiones,


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martes, 20 de diciembre de 2016

LESIONES MENISCALES
Los meniscos son dos fibrocartílagos de la rodilla que se sitúan entre el fémur y la tibia para aumentar la congruencia articular, facilitar el movimiento y favorecer el reparto de cargas de un hueso al otro. Uno se sitúa en la parte interna, es el menisco interno. Tiene forma de "C" y no es muy móvil. El menisco externo es más cerrado en forma más parecida a una "O", y tiene mayor movimiento hacia delante y detrás cuando la rodilla se flexiona y extiende. En su parte posterior deja un ojal para el paso del tendón poplíteo. El menisco externo es más ancho y se sitúa sobre un platillo tibial convexo, no cóncavo como el interno. En algunos pacientes este menisco externo recubre completamente o casi completamente el platillo y recibe el nombre de menisco discoideo.
Las roturas meniscales son muy frecuentes y se conocen mucho mejor desde que se diagnostican y tratan porartroscopia. A grandes rasgos podemos dividir las roturas en traumáticas y en degenerativas. Las primeras son las típicas del deporte, aunque pueden producirse en cualquier movimiento de flexión y torsión de la rodilla. Son lesiones comunes en actividades profesionales como mineros, mecánicos, etc… En deportes como fútbol, baloncesto, balonmano, tenis y muchos más, la rotura de un menisco se asocia con frecuencia a lesiones de ligamentos, especialmente esguinces del ligamento lateral interno y rotura del ligamento cruzado anterior, que merecen un tratamiento especial.
La rotura degenerativa es más frecuente en personas por encima de los cuarenta años, que sin hacer deporte, en pequeños movimientos casuales, van deteriorando el menisco, generalmente el interno, provocando en algunas ocasiones roturas que dan lugar a síntomas, como dolor nocturno al girar la pierna, al estar mucho sentado o de pie, imposibilidad para arrodillarse o ponerse en cuclillas, y otros.
Las roturas meniscales agudas provocan dolor, inflamación y derrame articular, dificultad para flexionar o extender completamente la rodilla, e imposibilidad para realizar algunas actividades deportivas o recreativas.
El traumatólogo valorará si los síntomas de un paciente son debidos a las lesiones meniscales o a otros motivos, como tendinitis periarticulares, sinovitis, condropatias, artrosis o lesiones meniscales.
Debemos realizar radiografías de rutina ante un paciente con dolor de rodilla, preferiblemente en carga. Si son normales y hay alto índice de sospecha de rotura meniscal, solicitaremos estudio con resonancia magnética para confirmar el tipo de lesión y cuál será el mejor tratamiento.
En la fase aguda de dolor e inflamación las recomendaciones incluyen el reposo, un vendaje o rodillera elástica, el frío local, y la toma de analgésicos o antiinflamatorios.
Una vez confirmada la gravedad de la lesión se propone el tratamiento definitivo, que en lesiones meniscales completas y sintomáticas es siempre quirúrgico.
Antiguamente se quitaba el menisco entero que estaba dañado, por cirugía abierta, pero es una técnica desechada por los malos resultados que ha ofrecido a medio y largo plazo.
Actualmente la meniscectomía parcial por artroscopia es la intervención más habitual para tratar las roturas del menisco. Consiste en quitar la parte rota e intentar ahorrar el máximo menisco posible, siempre dejando un borde regularizado y estable.
En algunas roturas recientes, en gente joven y que afectan a la parte periférica del menisco, se puede suturar para evitar una extirpación prácticamente total del mismo.

El postoperatorio de la artroscopia es apenas doloroso, aunque recomendamos un reposo relativo y el uso de muletas durante unos días. Normalmente prescribimos una heparina de bajo peso molecular para prevenir fenómenos trombóticos en la pierna. La retirada de los puntos, que habitualmente son dos, se realiza entre una y dos semanas.
La vuelta al deporte y la actividad normal depende del tipo de rotura, de su tamaño y de las lesiones asociadas. En meniscectomías simples de la parte posterior del menisco la recuperación es rápida, caminando con normalidad en pocos días. En las suturas meniscales se limita la movilidad articular durante las primeras semanas y la rehabilitación es más lenta.
Normalmente preferimos que el ejercicio inicial no implique carga, de forma que la bici y la piscina son lo más recomendado. Deportes de carrera y giro deben esperar entre 6 y 12 semanas para ser practicados.

En el postoperatorio las complicaciones son excepcionales, pero si debemos recalcar un tipo de paciente que presenta una peor evolución, y es aquél de mediana o avanzada edad con una rotura del menisco asociada a artrosis de la rodilla. En ese caso, puede existir un deterioro durante unos meses de la funcionalidad de la rodilla, con aumento del dolor al caminar, que es debido fundamentalmente a la artrosis mencionada. Algunos de estos pacientes requieren procedimientos quirúrgicos mayores en el futuro.


                                                                                  Dr. David Lopez Carpape.