LESIONES
MENISCALES
Los
meniscos son dos fibrocartílagos de la rodilla que se sitúan
entre el fémur y la tibia para aumentar la congruencia articular, facilitar el
movimiento y favorecer el reparto de cargas de un hueso al otro. Uno se sitúa
en la parte interna, es el menisco interno. Tiene forma de
"C" y no es muy móvil. El menisco externo es más cerrado en forma más
parecida a una "O", y tiene mayor movimiento hacia delante y detrás
cuando la rodilla se flexiona y extiende. En su parte posterior deja un ojal
para el paso del tendón poplíteo. El menisco externo es
más ancho y se sitúa sobre un platillo tibial convexo, no cóncavo como el
interno. En algunos pacientes este menisco externo recubre completamente o casi
completamente el platillo y recibe el nombre de menisco discoideo.
Las roturas
meniscales son
muy frecuentes y se conocen mucho mejor desde que se diagnostican y tratan porartroscopia. A grandes
rasgos podemos dividir las roturas en traumáticas y en degenerativas. Las
primeras son las típicas del deporte, aunque pueden producirse en cualquier
movimiento de flexión y torsión de la rodilla. Son lesiones comunes en
actividades profesionales como mineros, mecánicos, etc… En deportes como
fútbol, baloncesto, balonmano, tenis y muchos más, la rotura de un menisco se
asocia con frecuencia a lesiones de ligamentos, especialmente esguinces del
ligamento lateral interno y rotura del ligamento cruzado anterior, que merecen
un tratamiento especial.
La rotura degenerativa es
más frecuente en personas por encima de los cuarenta años, que sin hacer
deporte, en pequeños movimientos casuales, van deteriorando el menisco,
generalmente el interno, provocando en algunas ocasiones roturas que dan lugar
a síntomas, como dolor nocturno al girar la pierna, al estar mucho sentado o de
pie, imposibilidad para arrodillarse o ponerse en cuclillas, y otros.
Las roturas meniscales
agudas provocan dolor, inflamación y derrame articular, dificultad para
flexionar o extender completamente la rodilla, e imposibilidad para realizar
algunas actividades deportivas o recreativas.
El traumatólogo valorará si los síntomas de un
paciente son debidos a las lesiones meniscales o a otros motivos, como
tendinitis periarticulares, sinovitis, condropatias, artrosis o lesiones
meniscales.
Debemos realizar radiografías de rutina ante un
paciente con dolor de rodilla, preferiblemente en carga. Si son normales y hay
alto índice de sospecha de rotura meniscal, solicitaremos estudio con
resonancia magnética para confirmar el tipo de lesión y cuál será el mejor
tratamiento.
En
la fase aguda de dolor e inflamación las recomendaciones incluyen el reposo, un
vendaje o rodillera elástica, el frío local, y la toma de analgésicos o
antiinflamatorios.
Una vez confirmada la gravedad de la lesión se propone
el tratamiento definitivo, que en lesiones meniscales completas y sintomáticas
es siempre quirúrgico.
Antiguamente se quitaba el menisco entero que estaba
dañado, por cirugía abierta, pero es una técnica desechada por los malos
resultados que ha ofrecido a medio y largo plazo.
Actualmente la meniscectomía parcial por artroscopia
es la intervención más habitual para tratar las roturas del menisco. Consiste
en quitar la parte rota e intentar ahorrar el máximo menisco posible, siempre
dejando un borde regularizado y estable.
En algunas roturas recientes, en gente joven y que
afectan a la parte periférica del menisco, se puede suturar para evitar una
extirpación prácticamente total del mismo.
El postoperatorio de la artroscopia es apenas
doloroso, aunque recomendamos un reposo relativo y el uso de muletas durante
unos días. Normalmente prescribimos una heparina de bajo peso molecular para
prevenir fenómenos trombóticos en la pierna. La retirada de los puntos, que
habitualmente son dos, se realiza entre una y dos semanas.
La vuelta al deporte y la actividad normal depende del
tipo de rotura, de su tamaño y de las lesiones asociadas. En meniscectomías
simples de la parte posterior del menisco la recuperación es rápida, caminando
con normalidad en pocos días. En las suturas meniscales se limita la movilidad
articular durante las primeras semanas y la rehabilitación es más lenta.
Normalmente preferimos que el ejercicio inicial no
implique carga, de forma que la bici y la piscina son lo más recomendado.
Deportes de carrera y giro deben esperar entre 6 y 12 semanas para ser
practicados.
En el postoperatorio las complicaciones son
excepcionales, pero si debemos recalcar un tipo de paciente que presenta una
peor evolución, y es aquél de mediana o avanzada edad con una rotura del
menisco asociada a artrosis de la rodilla. En ese caso, puede existir un
deterioro durante unos meses de la funcionalidad de la rodilla, con aumento del
dolor al caminar, que es debido fundamentalmente a la artrosis mencionada.
Algunos de estos pacientes requieren procedimientos quirúrgicos mayores en el
futuro.
Dr.
David Lopez Carpape.
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